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Fecha: 22 diciembre 2021 12:33

Metamorfosis



Mi niña herida es la que sintió el rechazo, el no ser elegida, el ser desplazada, el que no alcanza el ser, el hacer, para conseguir esa atención, presencia, tiempo y espacio, amor de los padres.
Mi niña es la que sintió que hay algo mal con ella, que tiene que pedir perdón por ser, que tiene que cambiar, ser otra persona si quiere ser aceptada e integrada, que no hay nada bueno en ella que sea digno de ser amado, valorado, reconocido.
Mi adolescente es la que se propuso matar a esa niña insegura, tímida, vergonzosa, mandándola al calabozo de las sombras, de lo doloroso, lo que hay que reprimir si se quiere sobrevivir, relacionar, compensando desde el otro extremo, mostrándose extrovertida, desconectada, segura, jugando el papel de deseapego de aquellas cosas que en el fondo duele no sentir o tener.
Mi mujer se fue conociendo a sí misma, se fue probando, explorando, moviendo, cambiando, volviendo más versátil, flexible, permitiéndose ser más, juzgándose y exigiéndose menos.
Mi mujer fue buscando su propio camino, su propio centro, el que la llena de entusiasmo, de energía, el que la hace vibrar, vivir, sentirse feliz y en paz con ella misma. Llenar sus propias expectativas en vez de continuar buscando aprobación ajena.
Mi mujer es la que puede mirar hacia atrás y reconocer a su adolescente, a su niña, y puede comprenderlas, abrazarlas, agradecerles por haberla llevado hasta ahí, por haberla construido, y querer compartirlas, mostrarlas, aceptarlas, aunque abrir la vulnerabilidad y dolor profundo sea vergonzoso, de miedo al rechazo, a la perdida, a la falta de aceptación, al sentir que hay algo que está mal sentir, aquel mismo dolor de la infancia.
Porque es la infancia el momento más vulnerable y aquellos dolores son los que nos harán sentir desnudos, los que buscaremos proteger, los que permean la forma de interpretar las situaciones dolorosas que atravesemos en nuestra vida adulta, son la alarma de supervivencia.
Querer desnudar el alma, dejar que el otro te conozca entera, no solo con tus puntos fuertes sino también con los débiles, aceptar que no soy perfecta, que soy humana, un ser dual lleno de luces y sombras, de alegrías y tristezas, de logros y aprendizajes y que me abrazo en esa fragilidad de estar desaprendiendo fragmentarme.​

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La tendencia natural es al desequilibrio. Establecerse en Swastha, en Yoga, en Ser, unidad, armonía, salud, requiere atención plena y cambio constante. Para eso es necesario saber hacia donde no ir y tener la voluntad o el prana para redireccionar.

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